Todos conocemos el dicho que dice: “Las palabras se las lleva el viento”. Pero creo que no es cierto.
Decimos palabras e incluso hacemos gestos que ofenden a otras personas,
provocando resentimiento, amargura y hasta heridas de por vida, sin siquiera
haber tocado un pelo de la otra persona.
La Biblia habla a este respecto de algo llamado “murmuración”. Nos suena al Antiguo
Testamento y pensamos: “Esto no tiene nada que ver conmigo”. Pero sí. Mira lo
que significa la palabra murmuración.
Murmurar es:
- Hablar en voz muy baja, en especial manifestando una queja o disgusto
por alguna cosa.
- Hablar mal de una persona que no está presente.
Tomando en cuenta estas definiciones debo decir que sí lo he
hecho, y más veces de las que quisiera reconocer. Hoy dada la alta velocidad en
que se propaga la información, es muy fácil convertir una murmuración personal
(algo que solo yo pienso) en un chisme que involucre a muchas personas que no
tienen nada que ver con el asunto.
+ ACLARACIÓN: El
chisme no es un problema propio del género femenino, los chicos (varones)
también lo hacen, y mucho.
Rasgos del murmurador
a)
Es un
cobarde: El murmurador habla a las espaldas de la otra persona lo que no se
atreve a decir de frente. ¿Por qué? Porque no tiene cómo sustentar su
apreciación personal.
b)
Es
ingrato: No importa cuánto bien hayas hecho a una persona, si esa persona
piensa mal y cae en la murmuración, todo lo bueno que hiciste puede quedar en
tela de juicio, e incluso ser usado en tu contra. Porque con el chisme se duda
hasta las intenciones.
c) Es envidioso: El murmurador tiene una
falta de satisfacción. Nada de lo que tiene lo llena y desea tener lo que otros
tienen. Se preguntan: “¿Por qué ese que
es peor que yo tiene tal o cual cosa?”.
El apóstol Pablo tenía temor de que en la iglesia existiera
el chisme. Nosotros deberíamos tener el mismo temor.
“Pues
temo que, cuando vaya, no me gustará lo que encontraré peleas, celos, enojo,
egoísmo, calumnias, chismes, arrogancia y conducta desordenada”.
2 Corintios 12: 20 NTV
Dios desea eliminar todo atisbo de murmuración de sus hijos.
Desea que seamos intachables.
“Hagan todo sin quejarse y sin
discutir, para que nadie pueda criticarlos. Lleven una vida limpia e inocente
como corresponde a hijos de Dios y brillen como luces radiantes en un mundo
lleno de gente perversa y corrupta”.
Filipenses 2:14-15 NTV
Será muy bueno para nosotros fijarnos en las cosas que
decimos de los demás. Aunque parezca inofensiva, la murmuración es pecado y sus
consecuencias vendrán tarde o temprano. Dios es justo.
“El verdadero sabio emplea pocas
palabras;
La persona con entendimiento es
serena.
Hasta los necios pasan por sabios
si permanecen callados;
Parecen inteligentes cuando
mantienen la boca cerrada”.
Proverbios 17: 27-28 NTV
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