martes, 15 de agosto de 2017

Traumas de la niñez




Cuando era pequeño las damas hacían sus reuniones, y de vez en cuando se preparaban virtualmente un banquete para ellas en la iglesia, y lo sobrante se lo repartían (Bueno, de hecho todavía lo siguen haciendo).

Durante esa época varias veces vi a mi madre preparando un queque o incluso una torta, y yo como todo niño preguntándole a mi mamá: "¡¡Uhhh!! ¿Para quién es?"; "Para las damas" -respondía mi madre.

Ya en ese punto sabía que iba a ser imposible probar la maravillosa obra de la repostería que mi madre estaba preparando. Siempre se repartían las sobras, pero RARAMENTE mi madre traía algo de vuelta para la casa, ni hablar de probar lo que hacía ella.

De hecho todavía recuerdo a mi madre haciendo una torta de lúcuma y yo haciendo la misma pregunta, recibiendo la misma respuesta. El mismo día tuve que estar en la casa de un primo (el Alexis si alguien lo conoce), y me habla que probó la torta que había hecho mi mamá, y que estaba muy rica.

No tenía ni idea de qué responder, no pude probarla; un silencio es lo único que pude dar en respuesta. 😢

(Bueno ahora saben por qué pedí una torta de lúcuma para mi cumpleaños 😂)

Pasaron casi 20 años, la familia (menos mi papá) estaba reunida en el almuerzo recordando tales tiempos; recordando a las damas y el festín que se daban. Nos llegamos a reír de tal antigüa conversación que se daba cada vez que mi madre preparaba algo para las damas.

Al otro día bajo a la cocina y encuentro a mi mamá preparando un queque; esta vez doy la pregunta y la respuesta a la vez con tono de "esto ya es un meme"
"¿Para quién es? Para las damas", y ella me dice "para la casa".

Y yo:

¿Pero en qué clase de dimensión paralela fui transportado? Debo estar soñando.

CONTINUARÁ...
 

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