Todo cristiano genuinamente convencido de que Jesús es su Señor, tiene una inquietud, una incomodidad de tener que hacer algo y que la mayoría no queremos hacer: EVANGELIZAR.
Jesús les mandó a sus DISCÍPULOS que vayan y hagan otros discípulos y que les enseñen todo lo que Él ha mandado. El problema es que nos da miedo, nos da cosa, vergüenza, flojera, etc. Siempre tendremos una excusa, sobre todo si incluye culpar a los líderes.
Sin embargo, presentarle a Cristo a personas que no lo conocen no se trata de que sea un evento en sí o una actividad aislada o programada. Sino que, mientras hacemos nuestras actividades diarias, trámites, en el trabajo o en los estudios, tengamos un plan personal para mostrar a Jesús a los que no lo conocen.
Una de las cosas más fáciles es predicarles a completos desconocidos, porque simplemente quizá puede ser que nunca más los veas. Pero otra cosa muy distinta es predicarles a tu compañeros de colegio, de universidad y de trabajo, qué decir de tu propia familia. ¿Por qué? Porque los ves todos los días, y ellos serán quienes se fijarán más en tus actitudes que en tus palabras. A eso se le llama TESTIMONIO.
Es una gran responsabilidad ser el "cristiano de la sala" o el "evangélico de la u o del trabajo". Ya no nos mirarán como al resto. De alguna u otra manera la gente desea que seamos BUENOS.
Recuerdo que mientras exponía en una clase de Derecho Constitucional sobre mi fe. Un compañero ateo levantó su mano para para comentar algunas cosas. Obviamente me puse nervioso porque no sabía qué iba a decir. Entonces dijo: "Yo como ciudadano común espero que quien se diga ser cristiano muestre una vida acorde a lo que dice creer. En definitiva, espero que sea...mmm...no sé como explicarlo... Una persona..."(Alguien del público gritó: ¡una persona buena!) (risas de los presentes). Continuó diciendo: "Sí, uno espera que sea una persona buena".
¿Qué te dice eso?
¡¡¡Las personas allá afuera están necesitando ver y conocer a verdaderos hijos de Dios!!!
Muchas veces es difícil, pero no imposible. Debes tomar el desafío y ser un evangelista donde estés. Con palabras y sin palabras entregues un mensaje que edifique a los demás y vean que amas al Señor.
Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».
Mateo 28:19-20 NTV
Dios te bendiga!
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