Hubo un tiempo en que estuve orando al Señor por ... ¡milagros! cosas extraordinarias que Dios pudiera hacer en mi iglesia.
Pero Dios también me mostró que los milagros a veces nunca fueron el plan original, y hay veces en que tienen su tiempo y luego deben irse.
Observemos el maná que recibió el pueblo de Israel mientras anduvo en el desierto. Se puede considerar como un milagro; estamos hablando de un alimento que aparecía esparcido por todo el campamento israelíta que debía ser recogido todas las mañanas. No obstante, cuando Israel comenzó a poseer la tierra prometida el maná cesó.
¿Por qué Dios no siguió dando este milagro?
La pista la tenemos en Deuteronomio 8:18
"Antes bien, recordarás a YHVH tu Dios, pues Él es quien te da fuerza para hacer riqueza, a fin de confirmar el pacto que juró a tus padres, como se ve en este día."
Piénsalo: el maná era un alimento gratuito que no se obtenía por medio del esfuerzo humano. Si sólo recibes maná, esa "fuerza para hacer riqueza" no puede cumplirse porque no hay esfuerzo en obtener ese alimento. No comparable a que un israelita tenga su propia parcela con ganado y por medio de su esfuerzo y trabajo pueda obtener alimento de ella (frutas, verduras, carne, pan, vino, etc).
Al final, el maná era un milagro, pero también era un testimonio de que el pacto no se ha cumplido y de que Israel todavía no ha heredado la promesa; y desde el momento en que Israel comenzó a conquistar la tierra fue el momento en que el maná comenzó a cesar.
¿Entonces qué prefieres?
- ¿Vivir del milagroso maná?
- ¿Vivir de la bendición que Dios le da a tu esfuerzo?
Hay momentos en que las familias pasan por un tiempo económico crítico y el Señor manda su ayuda para sustentarle con esa ayuda milagrosa. ¡Damos gracias a Dios por esa bendición! ¡Por no dejar a sus fieles desamparados!.
Pero eso es algo temporal. El plan original de Dios, su promesa, siempre ha sido que seas bendecido por lo que haces, Dios no nos quiere ver vivir así el resto de nuestras vidas, esa no fue su promesa.
Los milagros son buenos, pero hay milagros que se tienen que ir para bien de nuestras vidas también, para confirmar que hemos heredado sus promesas.
Así que no seamos flojos y esforcémonos; que Dios te conceda su bendición por medio de ese esfuerzo que empleas, ¡que el Señor cumpla su pacto en ti!
¡Dios te bendiga!
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